[:es]La Aduana de Nuevo Laredo tiene un peso extraordinario en la historia del país, pues ha sido siempre una de las zonas fronterizas comerciales más importantes de México con Estados Unidos.
Al ser Nuevo Laredo y Laredo Tx ciudades divididas simplemente por el río Bravo -la división fue uno de los resultados de la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo-, surgió desde entonces un punto estratégico para el intercambio de mercancías que data desde el siglo XIX.
Instaurada por el general Santiago Vidaurri el 26 de agosto de 1855, aquella primera Aduana de Nuevo Laredo tenía el objetivo de controlar el tráfico de mercancías, que en aquel momento, como en la actualidad, era sustancialmente grande.
El primer edificio que tuvo la Aduana como sede, se inauguró el 16 de septiembre de 1887. Según da cuenta el Instituto para la Competitividad y el Comercio Exterior de Nuevo Laredo (ICCE), esa construcción sufrió un incendio en la época de la Revolución, en la segunda década del siglo XX, y fue reconstruido para continuar con las labores aduanales.
Entre los medios de transporte que impulsaron el trabajo de la Aduana, está el ferrocarril, que llegó a Nuevo Laredo en 1881. Con ello se elevó el comercio internacional a través de la Aduana, y al unísono el desarrollo económico de la región norteña, por lo que en 1891 el Congreso del Estado otorgó el título de ciudad a Nuevo Laredo, gracias en buena parte al comercio aduanal del territorio.
En la actualidad, la Aduana de Nuevo Laredo cuenta con la infraestructura necesaria para el comercio exterior y se ubica, desde la década de 1950, entre las más importantes de la República mexicana.
Con la entrada en operaciones del Puente Internacional Comercio Mundial el 24 de abril del 2000, el trabajo de la Aduana se intensificó, ya que el también llamado Puente III es el puerto terrestre comercial más transitado a nivel mundial, y es considerada la frontera de comercio de mayor volumen de Latinoamérica y la tercera del continente, detrás de Long Island y Long Beach.[:]