Con el banderazo al Tratado entre México, Estados Unidos de Norteamérica y Canadá (T-MEC), inicia formalmente una nueva era en el entorno regulatorio en la industria maquiladora.
De acuerdo con Luis Ricardo Rodríguez Meneses, Director General de la Consultora de Estrategias Global, Mannat Jones, en lo que concierne a las externalidades del intercambio comercial, el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN) entró en vigor en medio de una crisis económica desencadenada en diciembre de 1994, lo cual provocó la devaluación del peso mexicano, sin embargo, apuntaló la competitividad del sector manufacturero de exportación.
A 26 años de vigencia, el T-MEC pretende extender el innegable éxito comercial del tratado anterior.
No obstante, al igual que como ocurrió en 1994, en la actualidad, la pandemia por el Covid-19, la caída del precio del petróleo y las bajas perspectivas globales impiden cuantificar de manera inmediata los beneficios económicos que trae consigo el T-MEC.
Además, este nuevo tratado no tendrá un impacto mayor en las condiciones de trato arancelario preferencial, ya que dichas barreras son prácticamente inexistentes desde hace varios años.
Por lo anterior, el éxito del T-MEC dependerá de la habilidad que se tenga como región para hacer frente a las diferencias comerciales y complementarse en una cadena de suministro potenciando las fortalezas respectivas de cada uno de los tres países.
En lo que respecta a la industria maquiladora de exportación, existen dos factores que representan oportunidades.
-La reciente devaluación del peso mexicano respecto al dólar, que oscila entre un 20% y un 25%, aunque algunos analistas proyectan que podrá ampliarse a finales de este año y que presenta un escenario adecuado para las inversiones internacionales así como para las empresas nacionales que exportan.
-La inestabilidad de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China, privilegiando la posibilidad de reubicar operaciones de manufactura en México.
Sin embargo, también se vislumbran algunos riesgos en este nuevo entorno regulatorio comercial, ya que será de gran importancia que las empresas manufactureras, principalmente las proveedoras de la industria automotriz, adapten sus procesos y contenidos para adecuarse a las nuevas reglas de origen, incluyendo las relacionadas con el valor de contenido regional.
De igual forma, será importante monitorear el resultado de las negociaciones de la Asociación Nacional de Zonas de Libre Comercio (NAFTZ, por sus siglas en inglés) respecto a la posibilidad de que las Zonas Libres de Comercio (Free Trade Zones o FTZ) en Estados Unidos puedan aplicar el principio de tarifa invertida para insumos no originarios de la región, lo cual estaba prohibida en el TLCAN.
Dicha posibilidad daría una ventaja a las FTZ que actualmente no está prevista para las empresas de la industria maquiladora en México y justificaría la implementación de procesos de ensamble y manufactura.
Sin duda, un elemento primordial para el éxito del acuerdo comercial de la región de Norteamérica será el entorno regulatorio y la confianza que pueda brindar el gobierno mexicano al sector exportador y en la certeza que pueda brindarse respecto a su tratamiento fiscal y operacional.
Oradel Industrial Center busca que las empresas internacionales que estén interesadas en establecer sus operaciones en México, puedan aprovechar las ventajas y oportunidades del T-MEC brindando una amplia oferta de naves industriales y reducción de tiempos en el cruce de mercancías hacia Estados Unidos.